Coronavirus

«Desgraciadamente con la crisis del COVID-19 se está incrementando el número de timos»

Entrevista a Tomás Sastre Rubio, heredero de la Timoteca Nacional

11 abr 2020 / 09:54 h - Actualizado: 11 abr 2020 / 11:43 h.
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Tomás Sastre Rubio es, junto a su tío el periodista de sucesos Enrique Rubio, uno de los mayores expertos en timos de España. Heredó la Timoteca Nacional, un archivo temático de estafas puesto en marcha por Rubio a principios de los años 80. Ha publicado diversas investigaciones periodísticas sobre esta temática y actualmente trabaja como responsable de marketing. Asegura que, con motivo de la crisis generada por el coronavirus COVID-19, se están produciendo nuevas tipologías de timos y estafas y es conveniente estar alerta, ya que nadie está libre de ser engatusado por estos embaucadores.

P- Su tío-abuelo Enrique Rubio decía que los timadores eran auténticos guionistas, ¿también son grandes psicólogos de la naturaleza humana?

R- Todos tenemos un punto débil. Una vía por la que el timador, si es astuto y observador, sabrá cómo entrarnos para despertar nuestro interés. Ellos ya tienen en su cabeza el “cuento” con el que nos irán guiando hasta obtener su premio, que indudablemente será algo nuestro, normalmente dinero. Por eso deben conjugar esa peligrosa mezcla de psicólogo-guionista que hará que entremos de lleno en su película.

P- La gente suele caer en los timos una y otra vez. Es sorprendente, pero los seres humanos somos así en términos generales. ¿Todo el mundo tiene un precio y por eso nos dejamos engatusar?

R- No es que todo el mundo tenga un precio, sino que en la mayoría de nosotros hay algo que nos despierta el deseo o ansia de tener. Puede ser un inalcanzable máster para un prestigioso médico o una titulación adicional para un mediocre político. Puede uno querer vestir un triste apellido y anodino linaje con un falso título nobiliario. O quizás un deseo sexual hacia alguien que admiremos y, que un hábil timador, nos hará creer que es posible porque esa persona ejerce, por ejemplo, la prostitución de lujo y él tiene acceso a un intermediario para fijar un precio. Y así con todo tipo de casos: desde un fan que desea conocer a Paul McCartney hasta un mal estudiante que confíe en un hacker para que le altere las notas del instituto. Desde el principio de los tiempos y perdurará mientras exista la raza humana. Es inherente.

«Desgraciadamente con la crisis del COVID-19 se está incrementando el número de timos»

P- En tiempos de crisis se agudiza el ingenio, tanto para lo bueno como para lo malo. ¿Con la crisis del coronavirus se está incrementando el número de timos?

R- Sí, desgraciadamente, siempre que la sociedad sufre momentos convulsos, sale lo mejor del ser humano pero también lo peor. Y es lo que está pasando hoy, cuando diariamente vemos casos de anónimos héroes que ayudan al prójimo pero, a su vez, encontramos personajes abyectos que son capaces de hackear el servidor de un hospital o hacerse pasar por falsos sanitarios que ayudan a personas mayores a domicilio, con el único objetivo de robarles una vez están dentro.

P- ¿En la actualidad cuál es la nueva tipología que está surgiendo, además de los conocidos timos de las mascarillas y los test?

R- Pues al margen de los ya apuntados en la pregunta anterior, existen otros que, como bien indica, aprovechan la necesidad de material sanitario para vender a precios abusivos mascarillas o guantes de nitrilo que no cumplen ni de lejos ninguna de las certificaciones que publicitan. Eso cuando llega el envío, porque los hay que ni lo envían una vez recibido el pago.

También puedes encontrar falsificaciones de certificados de movilidad para desplazarse durante el confinamiento, falsos voluntarios de Cruz Roja que dicen hacer el test de COVID-19 a domicilio, falsas Apps con supuestos test online (!!!), los míticos revisores ful de la compañía del gas, falsos controles de policía en autopistas para sustraer del vehículo objetos de valor mientras el conductor busca su documentación (ésta sí real), etcétera. También se han detectado incrementos en los costes de las funerarias y de sepelios en general; y tráfico de influencias, mediante pago, en el orden de la cremación. Es muy fuerte, pero real.

«Desgraciadamente con la crisis del COVID-19 se está incrementando el número de timos»

P- Desde el año 2005, fecha de fallecimiento de Enrique Rubio, usted continúa la ingente y necesaria labor de recopilación de diferentes tipos de timos y estafas. Su tío, a lo largo de su vida, había clasificado más de 2.000 para la Timoteca Nacional y creo que usted ha añadido unos 400 timos más. ¿Podría indicarnos los más llamativos y los que se producen con más frecuencia?

R- Sí, desde diciembre 2005, fecha de la muerte de mi tío, habré clasificado unos 500 más, la mayoría de ellos relacionados con internet y las estafas online, bien sea “Phising” o cualquier otra modalidad de suplantación cibernética; desde la plataforma Paypal o cuenta de Amazon hasta la de entidad bancaria o de cualquier entidad de voluntariado. Existen muchas estafas online apelando a la solidaridad y caridad de la gente. Siempre hay un niño enfermo con una rara enfermedad o un discapacitado físico sin recursos, que precisa de la caridad para crear un falso proyecto de crowdfunding para costear la causa.

Uno de los más llamativos se da en las plataformas de alquiler vacacional, donde delincuentes seleccionan fotos reales de inmuebles, con su correspondiente descripción, y los ofertan en falsas cuentas con el único fin de conseguir la paga y señal de una hipotética reserva.

También es curioso el que compra un objeto de segunda mano, de no mucho valor, y muestra el ingreso en cajero vía sobre directo en horario cerrado de oficina. Al vendedor le aparece el importe (a falta de comprobación física la mañana siguiente), pero esa misma noche ya le ha entregado al tío que “salía de currar y le venía bien pasar” la bicicleta o guitarra de turno, confiando que la persona le había ingresado según acordado.

P- El proyecto de la Timoteca Nacional lo puso en marcha Enrique Rubio a principios de los ochenta, dentro del programa radiofónico "Protagonistas" de Luis del Olmo. Usted es el heredero de la marca y a través de la web www.timotecanacional.com, se puede ver la "quijotesca vida" de su autor, una galería vip, personajes relacionados con el mundo de los sucesos y las estafas, fotogramas y vídeos. No obstante, hay mucho material no lo tiene digitalizado ni puesto en la web por motivos de seguridad. Según usted me comenta, ¿hay mucho personaje de corta y pega que luego no cita la fuente ni autoría?.

R- Exactamente. Al margen de que generar una web completa con los 2.500 timos clasificados por categorías, y todos los subapartados pertinentes, sería un trabajo titánico para uno solo, considero que no es el mejor país para ofrecer un contenido gratuito que muchos medios de comunicación utilizarían para “rellenar vacaciones” con sus becarios de turno sin ofrecer la más mínima reseña o autoría... ya no digo monetizarlo, que eso sería una utopía. Y lo digo así, de forma clara, porque me ha pasado. Más hoy en que un hacker mediano puede descargarse todo ese trabajo de forma relativamente fácil en una hora, y después ofrecerlo online con más que dudosos intereses. Así que la única forma de que yo pueda controlar toda esa información es tenerla “offline”, que es como la tengo.

Además, imagínese ofrecer de forma tan fácil un manual con cientos de tipologías para delinquir. Porque claro, puede tener la función preventiva e informativa para alertar, pero también puede entenderse como una invitación al lucro fácil.

P- Enrique Rubio fue redactor del mítico semanario de sucesos El Caso, editado por Eugenio Suárez a partir de 1952. Más tarde su tío crea y dirige a principios de los años 60 otra publicación del género titulada Por Qué. Posteriormente colaboró en numerosos programas de radio y televisión informando sobre sucesos y, sobre todo, timos. Fue maestro de maestros para muchos periodistas. ¿Cuál es el timo más divertido y cuál el más despreciable que le contó su tío?

R- Uno de los más divertidos para él fue el que efectuaron una familia de gitanos analfabetos en Francia, allá por 1970. Para lucrarse de las ayudas que la Seguridad Social francesa ofrecía a los precarios inmigrantes por cada nuevo hijo, la familia de “El Chorra” -que así se llamaba el lince- consiguió falsificar 300 certificados de nacimiento falsos para hijos inexistentes a los que bautizaron (ya por hartazgo y falta de ideas) con nombres como Manolo Escobar o Juan Pardo, estafando millones de la época hasta que se dieron cuenta. Incluso hay una película con el propio Manolo Escobar que narra los hechos, se titula Cuando los niños vienen de Marsella.

Como despreciable, cualquiera de los que se aprovecharon de personas mayores, llegando algunas de ellas al suicidio por impotencia, vergüenza ajena o terribles daños colaterales para la familia afectada.

P- En enero de 2020 La 2 de TVE emitió el documental Dos crímenes por semana: El caso de El Caso, donde usted intervenía hablando de Enrique Rubio y del famoso semanario. Se han publicado varios artículos de investigación sobre El Caso, además del libro de Juan Rada con motivo del 60 aniversario de la publicación. Tengo entendido que el primer libro que salió a la calle sobre El Caso no fue en España, sino en Francia a cargo de una autora francesa. ¿Puede facilitar más datos al respecto?

R- Sí, es el libro de Marie Franco, catedrática de Literatura y Civilización de la España Contemporánea en la Universidad Sorbonne Nouvelle Paris 3. El libro, publicado por la Casa de Velázquez en 2004, fue escrito en francés bajo título Le sang et la vertu: faits divers et franquisme, dix années de la revue El Caso, 1952-1962. Disecciona de forma magistral la primera década de El Caso. La autora me contó que mi tío la ayudó enormemente en la fase de documentación, así como Eugenio Suárez, fundador del semanario que guardaba un cariño inmenso hacia ese libro y su autora. Porque para Don Eugenio, los inicios de su periódico de sucesos fueron maravillosos. Piense que, en origen, antes de que se incorporase la emblemática Margarita Landi (Verdugo, de apellido real), en la redacción de El Caso sólo estaban Eugenio Suárez, José María de Vega y Enrique Rubio, que lograron firmar como 21 redactores diferentes gracias a los múltiples seudónimos que usaron cada uno. En el caso de mi tío fueron, entre otros: Jaime Estévez, Javier Peña, Carlos Ortiz, Don Quijote de La Rambla, Enrique Rubio, E. Blond, Edouard Blond (a partir de 1968). Así que ya ve, la picaresca también estuvo presente en los inicios de El Caso.